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Que la vida es un carnaval

Que la vida es un carnaval
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Uno de los feriados que siempre son bien recibidos por la mayoría son los de carnaval.

Su fecha siempre es cambiante y puede ir desde enero hasta marzo. Este año “cayó” lunes 28 de febrero y martes 1 de marzo.

Ahora ¿Argentina tiene historia con el carnaval? La respuesta es sí, ya que para nuestro país esta celebración es de gran importancia y se realiza de maneras diversas de acuerdo a la región geográfica cultural.

Por ejemplo, en la región noroeste andina, los festejos de carnaval señalan la subsistencia de antiguas tradiciones indígenas pertenecientes a la civilización andina prehispánica. Los hitos más importantes dentro de las ceremonias de carnaval son el desentierro y el entierro del diablo de carnaval. El carnavalito, es un estilo folclórico centenario, desarrollado precisamente para estas ocasiones.

En la región mesopotámica, limítrofe con Brasil y Uruguay, existen celebraciones en un estilo similar al carnaval brasileño, aunque con elementos de la cultura rioplatense como el candombe.

De gran fama, son los que tienen su centro en la ciudad de Corrientes, en la provincia del mismo nombre, que ofrecen desfiles de carrozas y comparsas con vestuarios muy lujosos ostentando el título de la ciudad «Capital Nacional del Carnaval«. También son de importancia, el Carnaval de Gualeguaychú (Denominado el Carnaval del País, ubicado entre los 5 mejores carnavales del mundo junto con el de Río de JaneiroNiza,CorrientesVenecia y Nueva Orleans) y el de Gualeguay, en la provincia de Entre Ríos por su majestuosidad, cantidad de integrantes que desfilan y sus corsódromos, similares al de Brasil con una capacidad para 40.000 y 17.000 personas respectivamente.

La historia del carnaval en Mendoza

En Mendoza los festejos de carnaval fueron casi nulos hasta 1870, aunque se sabe que se festejaba con mucha alegría y chayas. El pueblo demuestra su «libertad» durante varios días seguidos arrojándose agua o harina, asistiendo a bodegones y ramadas improvisadas en las plazas, en las que no faltaban la música, el baile, los juegos ni el alcohol.

Los mendocinos «acomodados» de finales del siglo XIX se negaban a organizar y asistir durante los días de carnaval al baile de enmascarados, aunque se realizara en el teatro San Martín. Pero lentamente esta tradición, adoptada por la influencia de otras ciudades más ilustradas, se fue difundiendo en la sociedad mendocina, en especial la costumbre de disfrazarse.

Sin embargo, los bailes de disfraces no lograban demasiado apoyo popular; la organización de corsos y comparsas comienzan a difundirse a partir de finales de 1870.

Los vecinos se ocupaban hasta de los mínimos detalles de la ambientación de las calles por donde pasaría la comparsa»; sin embargo, ya en 1880 comienzan a verse diversiones carnavalescas durante esos años se organizaron una serie de comparsas, bailes de máscaras, corsos, bandas, jineteadas y desfiles por las calles de la ciudad de carruajes de familias y carros profusamente adornados.

En las primeras décadas del siglo XX, el carnaval y sus rituales se instalaron definitivamente en el calendario anual de las ciudades mendocinas. La serpentina, el papel picado, los pomos, los «globitos para agua», las máscaras y los disfraces eran las armas con que los vecinos salían a las calles todavía de tierra a pasearse, a coquetear, a jugar a ser otro.

Bajo la apariencia de un borracho o de un torero, de una gitana o de una princesa, los mendocinos se permitían durante esos días desafiar el orden conservador a través de la risa, de lo grotesco, lo ridículo o lo bello. Como en muchas ciudades argentinas no había diferencias sociales y si las había durante estos días y en estas fiestas no existían a simple vista pues el carnaval era una fiesta comunitaria que no creaba lazos especiales entre los miembros y los participantes.

Las comparsas y los desfiles se hicieron habituales en las calles mendocinas durante las décadas del ´30 y ´40 y la nueva inmigración europea aportó nuevos instrumentos musicales, carros fileteados y la elección de una Reina del Carnaval.

Aprieten el pomo porque estamos en carnaval, y siempre que haya un motivo para festejar o alegrarse es una buena noticia. Así que relájense, disfrácense, bailen, y disfruten de esta celebración.

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