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La eterna felicidad dividida del rock

La eterna felicidad dividida del rock
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Cuatro décadas del primer material oficial de Sumo, un sonido de afuera para marcar las raíces más profundas del rock argentino de los años siguientes.

Hace 40 años, en enero de 1985, se terminaba de grabar “Divididos por la Felicidad”, el primer álbum de la etapa vertebral de Sumo. Se publicó unos días después, durante la última semana de ese marzo. En ese 1985. Pero la influencia llegó a propagarse a gran parte de la música argentina a partir de ese momento.

“Un manual de supervivencia para la generación post Malvinas justo cuando empezaba el fin de la alegría democrática”. La edición nacional de la revista Rolling Stone definió completamente la atmósfera, cuando fue seleccionado entre los 5 mejores discos del rock argentino: “El impacto fue tremendo y aún hoy sigue sorprendiendo la irreverente mirada de Luca Prodan para sacudir una escena tan alejada de sus años de formación en la lejana Inglaterra. De allí proviene el reggae blanco con mueca prepotente, las derivaciones del punk como materia evolutiva en la búsqueda de climas oscuros y actitud combativa, y los primeros experimentos entre rock crudo y música electrónica”.

Curioso es que “Divididos por la Felicidad” empezó como un disco de género definido, más precisamente de reggae. El repertorio de la Hurlingham Reggae Band (uno de los proyectos paralelos de Luca, varios integrantes de Sumo y Tito Fargo) sedujo el paladar musical de un directivo de la discográfica CBS. Después de algunas charlas y con el compromiso de agregar algunos reggaes a la lista de temas, Sumo comenzó a grabar su primer disco en octubre de 1984, para entregarlo terminado la última semana de enero de 1985. 

Si por tus oídos pasó música de Sumo, sabrás reconocer todos sus derivados. Desde los propios desprendimientos con Divididos y Las Pelotas, hasta el germen para el árbol genealógico del rock de estas tierras en las décadas del 80, 90 y 2000, cuando todavía el predominante eran las cuerdas, gargantas y cables.

“Desde Los Piojos a Los Tipitos, toda la generación del reggae y ska con los Fabulosos Cadillacs, Los Pericos, y ni qué hablar de Intoxicados, conocen de memoria el tratado de estilo que un italiano escribió junto a cinco inadaptados” remarca la reseña de la Rolling.

En este 2025, hace 40 años, el material de Sumo madura todos los días un poco mejor. Y levanta bien alto la bandera del rock nacional, aunque muchas de sus gemas musicales más representativas se canten en otro idioma. Originalmente la portada mostraba una foto tomada de la televisión en la que dos ballenas reposaban en una playa. Hoy, desde Sontrip, jugamos a actualizar esa imagen, inspirados en el registro de dos ballenas machos jorobadas apareándose, fotografiadas por Lyle Krannichfeld y Brandi Romano para la revista Marine Mammal Science, publicadas en febrero de 2024.

Esa particular creatividad nos sigue generando “Divididos por la Felicidad”, en su recorrido de 40 años. Después llegarían los monos, los chabones, las mañanas en el Abasto, los bares tristes y vacíos, la influencia en cada célula de nuestro sonido. Abajo en la pampa, arriba en la tundra, al sur de todas las cosas. Para complementar, una adecuada playlist de Sumo y sus derivados (Divididos, Las Pelotas, Pachuco Cadáver, Gillespi, Andrea Prodan, Andrés Calamaro volviéndose tecno, Alejandro Sokol y Luca cantando solos) finamente seleccionada por el equipo de los sonidos que viajan. Escuchá acá

Informe Martin Lubowiecki @martinlubo con extracto del anexo “100 mejores discos del rock nacional” publicado por Rolling Stone en 2007 y 2013.

Imagen de dos ballenas machos jorobadas apareándose, fotografiadas por Lyle Krannichfeld y Brandi Romano para la revista Marine Mammal Science, publicadas en febrero de 2024.

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