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El tamaño, y la bebida, sí importan

El tamaño, y la bebida, sí importan
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Entre un elefante, una persona y un hámster, ¿quién puede emborracharse más fácil?

Según un informe publicado en el portal de la revista The Atlantic, los elefantes no procesan bien el alcohol, mientras los seres humanos catalogamos bastante bien en tolerancia “gracias a la costumbre de nuestros antepasados de recoger y comer fruta fermentada del suelo”. Así las cosas, según anota la publicación a partir de un estudio de la Universidad de Alaska Anchorage, ni el bebedor más empedernido podría jamás competirle a uno de los grandes campeones del reino animal, en materia de consumo alcohólico: el hámster.

Parece ser que estas minúsculas criaturas le dan tres vueltas a cualquier persona cuando de tragos se trata. En principio porque, gracias a su notable metabolismo, es casi imposible que se embriaguen, amén de una sólida cultura que les brinda la naturaleza: estos pequeños roedores, después de todo, recolectan frutas en sus madrigueras que, a lo largo de la temporada, fermentan hasta convertirse en pequeñas bombas de alcohol.

En su afán empírico, la ciencia ha querido cuantificar la ingesta promedio del hámster y, al parecer, está por los cielos: ingiere alrededor de 18 gramos de alcohol por kilo de su peso en forma diaria, lo que en los hombres equivaldría a bajarse un litro y medio de Everclear (una bebida blanca a base de maíz de 95% de graduación alcohólica) o 21 botellas de vino. O sea, una barbaridad.

Aún más: dándoles la chance de elegir entre agua y alcohol, los hámsteres no dudaron ni un segundo. Y le hicieron un corte de manga al H2O, claro. La explicación, según los investigadores, no es que serían unos borrachines de cuidado, sino que privilegian la bebida más calórica. Sobre cómo logran hacer fondo blanco sin el menor menoscabo, la respuesta es simple: tienen unos hígados espectaculares para descomponer el etanol, lo cual permite que solo cantidades ínfimas de esta toxina acaben en su sangre.

The Atlantic, una tradición de 164 años

Cuando los fundadores de The Atlantic se reunieron en Boston en la primavera de 1857, querían crear una revista que fuera indispensable para el tipo de lector que estaba profundamente comprometido con los temas más importantes del momento. Los hombres y mujeres que crearon esta revista tenían una visión profética generalizada, eran feroces oponentes de la esclavitud, pero también se sintieron motivados a superar lo que vieron como los límites del partidismo, creyendo que el libre intercambio de ideas a través de líneas ideológicas era crucial. al gran experimento americano. Su objetivo era publicar los ensayos más urgentes, la literatura más vital; querían perseguir la verdad y romper el consenso sin tener en cuenta el partido o la camarilla. 

Aquí está la declaración de misión publicada en el primer número de The Atlantic, en noviembre de 1857, y firmada por muchos de los grandes de las letras estadounidenses, incluidos Ralph Waldo Emerson, Herman Melville, Harriet Beecher Stowe y Nathaniel Hawthorne:

> Primero: en literatura, para no dejar ninguna provincia sin representación, de modo que si bien cada número contendrá artículos de un valor abstracto y permanente, también se encontrará que el sano apetito de la mente por el entretenimiento en sus diversas formas de narrativa, ingenio y Humor, no quedará sin cuidado. Los editores desean decir, también, que si bien los escritores nativos recibirán el estímulo más sólido y se confiará principalmente en ellos para llenar las páginas de The Atlantic, no dudarán en recurrir a las fuentes extranjeras a su disposición, según la ocasión. requieren, confiando más en la competencia de un autor para tratar un tema en particular, que en cualquier otra pretensión. De esta manera esperan dar la bienvenida a su Periódico dondequiera que se hable o se lea el idioma inglés.

> Segundo: En el término Arte pretenden englobar todo el dominio de la estética, y esperan hacer poco a poco de este departamento crítico un verdadero e intrépido representante del Arte, en todas sus diversas ramas, sin ningún prejuicio, ya sea personal o nacional, o a consideraciones privadas de cualquier tipo.

> Tercero: En Política, The Atlantic no será el órgano de ningún partido o camarilla, pero se esforzará honestamente por ser el exponente de lo que sus conductores creen que es la idea estadounidense. Tratará con franqueza a las personas y a las partes, procurando siempre tener presente ese elemento moral que trasciende a todas las personas y partes y que es el único que constituye la base de una verdadera y duradera prosperidad nacional. No se alineará con ninguna secta de anties, sino con ese cuerpo de hombres que está a favor de la libertad, el progreso nacional y el honor, sea público o privado.

Al estudiar esta declaración de misión original, llegamos a comprender que sus temas son atemporales. Los principios fundamentales de los fundadores son principios fundamentales para nosotros: la razón siempre debe guiar la opinión; las ideas tienen consecuencias, a veces consecuencias históricas mundiales; el conocimiento que tenemos sobre el mundo es parcial y provisional, y está sujeto a análisis, escrutinio y revisión.

Fuente: informe de Sarah Zhang (https://www.theatlantic.com/science/archive/2021/12/alcohol-consumption-hamster-drunk/621125/)

Dibujo: (especial para The Atlantic).

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