Si hay un cantante que no pasó inadvertido en la historia de la música ese fue Freddie Mercury.
Nació bajo el nombre de Farrokh Bulsara el 5 de septiembre de 1946 en Stone Town, Zanzíbar, una región semiautónoma de Tanzania.
Fue cantante, compositor, pianista, guitarrista y hasta diseñador gráfico. De más está decir que era la voz y líder de Queen, una de las bandas más importantes de todos los tiempos.
Como intérprete fue uno de los más destacados de la historia, no solo por su poderosa voz sino también por su puesta en escena. Era, lo que habitualmente se dice, todo un frontman.
Mercury era una mezcla perfecta entre carisma y calidad.
En 2005 en una encuesta organizada por Blender y MTV2, fue nombrado el mejor cantante masculino de todos los tiempos. En 2008, la revista estadounidense Rolling Stone lo puso en el puesto 18 en su lista de los 100 mejores cantantes de todos los tiempos.
En el 2009, Classic Rock lo consideró el mejor cantante de rock de la historia.
Mientras que Allmusic definió a Mercury como «uno de los líderes más carismáticos y dinámicos en la historia del rock.
El 24 de noviembre de 1991, Freddie Mercury murió de bronconeumonía complicada por el sida.
Fue uno de los primeros portadores del virus HIV lo contó para visibilizar y concientizar a las personas.
De hecho, The Freddie Mercury Tribute Concert for AIDS Awareness, fue el primer gran evento organizado por Mercury Phoenix Trust.
Se realizó el 20 de abril de 1992 en el estadio de Wembley (Londres), cinco meses después de la muerte de cantante. Fueron más de 72 000 espectadores, siendo retransmitido por radio y por televisión para 76 países. La audiencia estimada de la retransmisión del concierto fue de 500 millones de personas, y la recaudación de 20 millones de libras destinados a la difusión y concientización en la lucha contra el sida.
A 30 años de su partida física recordamos a uno de los máximos referentes de la historia de la música con un show épico en el Live Aids.
Por Ernesto Ramos