Esa contemporánea adicción de estar conectados todo el tiempo.
Estamos tremendamente informados. Sin hacer foco en los diarios, los noticieros, la radio. No sólo de esa obsesión informativa vive el hombre. Queremos estar en todas. Queremos estar tremendamente informados: de lo que pasa, de lo que no pasa, de lo que quieren que pase, de lo que quieren que creamos que está pasando, de lo que pasa pero no nos pasa, de lo que pasa afuera pero nos dicen que pasa adentro, de lo que pasa dentro pero nos dicen que pasa afuera, de lo que pasa por culpa de otros pero nos dicen que es culpa nuestra, de lo que no es importante pero parece que es importantísimo.
Siempre estamos a tiempo de mejorar, para eso hay que estar pre-dispuestos. No queremos decirte que la locura está cerca, pero si ya estás pensando terapias y sesiones de grupos en busca de ayuda, lo que pasa es que la obsesión está encima. Para citar un extremismísimo extremo (¿existe esa palabra?) los japoneses, a través de un estudio, determinaron que la adicción al trabajo puede ser mortal. El análisis señala que una quinta parte de la fuerza laboral de ese país se encuentra en riesgo de morir por sobrecarga de trabajo… ¿Cómo advertir las señales de que se está en riesgo? Esperemos que la información no nos lleve por el mismo camino.
Por Martín Lubowiecki (@martinlubo).
Ilustración Mariano Ruzsaj